Había una vez en St. Pauli/ Es war einmal in St.

Wednesday, October 12, 2005

Había una vez en St. Pauli/ Es war einmal in St. Pauli

“ Había una vez en St. Pauli....”

A primera vista, las fotografías pueden darnos una buena o mala impresión de las personas, que también puede ser falsa, sino las conocemos desde antes y personalmente, pues muchas fotos tienen el consabido “retoque” o son muy viejas o la foto no corresponde a esa persona, sino más bien a Liz Hurley, Brad Pitt o Keanu Reeves. Incluso hay fotos que nos dejan más que impresionados y conocer a esas persona nos lleva hasta hacer cosas que en casos normales no haríamos, que cuando conoces a la persona ya con anterioridad y después te envía unas fotos, se supone que no debería pasar.
27 años, cabello castaño obscuro corto, ojos cafés obscuros algo rasgados, la boca chica, definida, roja y linda. Sonrisa escondida, tras una mirada inocente, provocativa hasta insinuante, alto, algo “llenito”, barba de algunos días, convertido al budismo desde los 18 y una relación de 4 años detrás de él, que terminó a finales del año pasado y al parecer, todavía no superada : “Me gustan las mujeres mayores que yo, lo encuentro bastante erótico” .- recuerdo que dijo.
La cita era en St. Pauli, una de las colonias más frecuentados en la vida nocturna de Hamburgo.
Él, estaba ahí, frente a su puerta que daba a la calle, en medio de la obscuridad, esperando mi llegada, pues después de varios fallidos intentos por vernos, al fin, esa noche parecía la indicada. Llegué tardísimo, pues no conocía muy bien el camino y tuve que preguntar varias veces la dirección correcta. Llegué a la calle, buscaba su número y de pronto al pasar frente a unas personas, escuché que uno de ellos lo saludaba por su nombre. Me detuve y dije: “Hola! Ay, discúlpame por favor, me perdí y no encontraba tu calle. Llego tardísimo.”
Con su cigarro, puesto en la oreja contestó sonriendo: “ Ya estaba preocupado!” -. “ Perdón, pero no pude llamarte antes”. Seguía sonriendo y me abrió la puerta hacia el patio, para que pudiera guardar mi bicicleta. Le pedí nuevamente una disculpa, pues no acostumbro llegar tarde a mis citas, pero sólo me dijo: “No hay problema” y me invitó a conocer su casa. Hubo un momento en que pensé que las fotos obtenidas, no eran de él, pues se veía diferente, quizás era la barba o tal vez no imaginé que tuviera unos kilillos extra, el caso es que al entrar a su depa, la atmósfera era acogedora : la sala estaba a media luz, música tranquila de fondo, velas en la mesa y todo en orden, como si no viviera ahí un hombre. Nos sentamos a conocernos mejor. Hablamos de todo y entre bromas y cosas serias, sentí que ya conocía a este chico de alguna manera. Me cayó muy bien pues su plática no era aburrida, ni sosa y ni siquiera me acordé más de las fotos. Nos acercamos a la ventana y en alguna parte frente a la calle donde vive, había juegos pirotécnicos: “Los pedí para ti” - dijo , me reí y le contesté de una manera muy típica mexicana: “Siiiiii weeeeyyy!!!” Y reímos juntos. Fue ahí donde noté que él llevaba una camisa del mismo color que la mía y se lo dije. Sonrió, se miró y contestó: “Lo ves? Es una señal” ¿ Una señal? ¿ de qué ? - pregunté. El respondió riendo: “No nada, es solo una broma “ y me agradó su forma de mirar y sonreir. Seguimos la plática entre té y agua simple y empezó a hacerse tarde, él a bostezar y yo también. Así que me despedí y quedamos en llamarnos la próxima semana.
El siguiente encuentro se dió 2 semanas después, pues el ser independiente, conlleva a trabajar el doble para vencer la crisis y bueno, coincidió que todavía no se recuperaba de una lesión que tiene en la rodilla, así que no podía hacer mucho.
Esta vez, la cita también fue espontánea. No había muchos planes, pero sí las ganas y el lugar elegido, fue de nuevo St. Pauli. Otra vez llegué una hora tarde. Toqué en su casa, pero no salió de ahí, venía de enfrente, de la casa de sus mejores amigos, según me contó y como me había visto llegar, salió a buscarme para que no me sacará de onda. Esta vez no llegó solo, lo acompañaban un par de muletas: “Las tengo que usar, mi rodilla aún no está bien” - dijo, “ a dónde quieres ir?”. Yo contesté que no me importaba, y el me propuso ir a una especie de festejo que había ahí mismo, en las calles de St. Pauli. Nos dirigimos al lugar y me contaba sobre las experiencias de su trabajo. Recuerdo que era una noche fría y aunque llevaba un suéter, me moría de frío. El parecía que paseaba por Acapulco, pues llevaba una ropa que más bien era de verano. Caminamos algunas calles y nos detuvimos en algunos lugares. Hablamos, bebimos, fumamos, reímos y coqueteamos mutuamente. Me sentía bien en su compañía y quería que esos momentos duraran mucho más. Regresamos a su calle y nos encontramos a algunos de sus amigos y conocidos . Fuimos a su restaurante italiano favorito, y aunque ya era bastante tarde y no había ni un alma, nos atendieron, supongo porque lo conocen.
“Tengo hambre” - me dijo. “Pues pide algo” - contesté. Y pidió una pizza tan grande que pensé que no se la acabaría. Pero lo hizo. “Es como Navidad” - dijo . ¿Navidad? ¿ y eso? Por los regalos o qué? “Sí algo así: rica comida, una hermosa mujer..... que más se puede pedir?” y volvió a mirarme de esa manera, que empecé a sentir señales de peligro.
Dejamos el italiano y me preguntó si quería ir a otro lado. Yo sólo dije, que me gustaría ir a un lugar más cálido y esta vez la elección fue nuevamente su casa. Caminamos a lo largo de su calle en compañía de uno de sus amigos, que pasaba por esos momentos por ahí. Se despidieron. Ya en su casa, seguimos hablando sobre lo que hace en su trabajo. Tocamos otros temas y volvió a hacerse tarde, y pensé que ya era tiempo de irme. En la puerta nos despedimos y no sé que pasó: si fue la cercanía de su piel, o el toque de sus labios, el roce de sus manos o sus palabras...... el momento se volvió más cercano, más íntimo, hasta cachondo y esa noche fue diferente. Se podía escuchar los latidos del corazón y entre besos robados, sucumbí de nuevo a la tentación. No hubo más palabras. Las horas se volvieron cortas en sus abrazos y su boca y todos los sonidos callaron en la obscuridad. Al despertar en mi cama, en casa, ya no sabía si era verdad o fantasía lo que pasó esa noche., pero me sentía contenta.
Pasaron algunos días y las llamadas escaseaban y los intentos por un nuevo encuentro empezaron a acortarse. Pasó una semana y hubo un pequeño encuentro, que si el espectador hubiera parpadeado, se lo hubiera perdido. La segunda semana, nada. Y la tercera ya dolía. Y las frases “No tengo tiempo” y “tengo que trabajar” se pusieron de moda otra vez en sus conversaciones, que más que conversaciones, eran monólogos. Hice un intento por saber la verdad, así que la pregunté. Al principio pareció que funcionaría e intentó decirme algo, por desgracia la llamada se cortó y al segundo intento ya hubo una continuación. Seguían los intentos, pero fracasaron, así que busqué el enfrentamiento. Tenía miedo de su respuesta, pero tenía que preguntársela y lo hice. Su respuesta fue dolorosa, pero ya la esperaba. Mantuve la calma, y en menos de 5 minutos el encantó se rompió. Él estaba frente a mí, con los brazos cruzados, serio, sin saber que decir o cómo decirlo, su mirada ya no era la misma, sus palabras eran de hielo y aunque titubeó un poco no cambió la situación. Fue cortante e implacable. Hablé y hablé, esperando quizás que con mis palabras, pudiese llegar el momento que como en las películas harían que algo en él se moviera : algún gesto, una palabra, una señal que me dijera que todavía habría esperanza. Pero no pasó nada y fue ahí cuando entendí que no habría una segunda oportunidad. Mis palabras se perdieron en su silencio y lo único que escuché fue un “lo siento, no pensé que sería tan importante para ti”...... Me quedé helada y me dije :” acaso debería no serlo? Qué hace que las personas se vuelvan importantes en tu vida y que hace que ya no lo sean? Pensé. De qué se supone que debería estar hecha para no sentir nada?
Seguía ahí, y entonces tuve que aceptar la crudeza de la realidad. Me quedé con muchas preguntas sin contestar, y no tuve más remedio que irme. Me abrió la puerta en un gesto de amabilidad, me tendió su mano y por último me dijo: “Buena suerte!” ¿ Quéééééééé? Buena suerte????? y la madre que te parió! Salí de ahí bastante confundida, enojada y hasta perdida, algo triste incluso. En mi cabeza giraban esos momentos que me preguntaba si todo fue un performance.
Me detuve a recoger los restos de mi corazón que se habían quedado frente a su casa y al dirigirme a la mía sabía que un trozo de esperanza se había quedado olvidado entre los números 78 y 80 que fueron testigos, por un momento de otro encuentro-desencuentro, de felicidad y de tristeza, entre las calles de St. Pauli.


“ Es war einmal in St. Pauli......”

Auf dem ersten Blick, die Fotos zeigen uns eine gute oder schlechte Eindruck der Personen, die manchmal auch ganz falsch sein kann, wenn wir sie nicht vorher und persönlich kennen. Viele von Ihnen sind sehr alt, oder gehören zu solchen Personen nicht, sondern zu Liz Hurley, Brad Pitt oder Keanu Reeves. Sogar gibt es Fotos, die uns eine sehr gute Eindruck machen und wir konnten viele Sachen machen, die wir in einem normalen Fall nicht machen würden, z. B. Wenn wir bereits die Personen kennen und danach diesen Fotos, vermutlicherweise das nicht passieren würde.
27 Jahre alt, kurze-dunkle-braune Haare, braune Augen, kleiner-roter- und definierter Mund. Schöne Lächeln hinter dem unschuldigen, provozierenden sogar einschmechelnden Blick, gross, etwas “mollig”, mehr-Tage-Bart, buddhistisch seitdem er 18 Jahren alt war und eine 4 jährige Beziehung hinter sich, die vor letztem Jahr beendet hat und die es immer noch nicht überstanden ist. “Ich mag reifere Frauen. Ich finde das ganz erotisch” - . erinnere ich mich daran, als er mir das gesagt hat.
Die Date war in St. Pauli, eine sehr populäre Viertel im Night life in Hamburg. Er stand da, vor dem Tür, der gegenüber die Strasse liegt, im Dunkelheit, um auf mich zu warten, da nach vielen Versuchs um uns zu treffen, endlich, am diesen Abend, es war der Moment. Ich kam zu spät, da ich den Ort nicht gut kannte und ich musste viel fragen nach. Ich fand die Strasse und suchte den Nummer, und plötzlich wenn ich vor ein Paar Personen vorbei gekommen war, hörte ich seinen Namen und hielte ich mein Fahrrad und sagte: “ Hi! Entschuldigung bitte! Ich bin mich vergefahren und fand die Strasse nicht. Es tut mir Leid!”
Er hielte eine Zigarrette im Ohr und hat mich beantwortet mit seinem Lächeln: “Ich habe mich schon Sorgen gemacht”. “Sorry, aber ich konnte dich nicht anrufen”- sagte ich. Er hat sich immer gelächelt und hat den Tür aufgemacht, damit ich das Fahrrad im Hof abstellen konnte.
Ich habe mich wieder mit ihm entschuldigt und er sagte: “Kein Problem!” und wir gingen zu ihm. Es gab einen Moment in dem ich dachte, dass die gesandeten Fotos, sind von Ihm nicht, weil er anders aussah, vielleicht es war den Bart oder ich habe wirklich nicht gemerkt, dass er einen Paar Kilos extra hat, auf jedem Fall bin ich zu ihm hereingekommen und da die Atmosphere schön war: alles aufgeräumt ( Es sah wie keinen Mann wohnen würde aus), Kerzen auf den Tisch und schöne, ruhige Musik. Wir sassen zum reden, damit wir uns besser kennenlernen konnten. Wir redeten von allen mögliche und mit Scherzen und ernsten Sachen, ich dachte, dass ich dieser Mann irgendwie schon kannte. Ich habe diesen Mann sofort gemogt, da seine Unterhaltung gar nicht langweilig oder dumm war und habe ich mich nicht mehr an die Fotos erinnert. Wir sind neben dem Fenster gegangen und irgendwo in der Stadt gab es Feuerwerke: “Ich habe sie für dich bestellt!” - sagte er. Ich habe gelacht und antwortete ihn aus einen sehr typischen mexikanischen Art: “ Sííííííí weeeeeyyyyyyyyyy!!!” Und wir lachen zusammen. Und da war, als ich merkte, dass er einen Hemd die gleiche Farbe wie meiner trug und das sagte ich zu ihm: “ siehst du?, vielleicht ist eine Zeiche?” “Eine Zeiche? Wovon?” - fragte ich. “Nichts, ich mache nur Spass” und es hat mir gefällt, seine Art aus lächeln und ansehen. Wir sprachen weiter mit Tee und Wasserleitung und es wurde spät. Er gähnte und ich auch. So, ging ich weg und wir sagten, dass wir uns am nächsten Wochenenden telefonieren.
Das nächste Treff war 2 Woche später, da selbständing zu sein, muss man den doppelten arbeiten im Krisenzeiten und weil er die Knie immer noch verletzt hatte, konnte er auch nicht zu viel machen.
Dieses Mal, die Date war sehr spontan. Es gab keine Pläne aber doch viele Lust und das gewählte Ort, war wieder St. Pauli. Ich kam schon wieder 1 Stunde spät. Klingelte bei ihm, aber er kam von anderer Richtung, das Haus von seinen besten Freunden, sagte er. Diese Mal war er nicht allein. Seine Begleitung war ein paar Krücken: “Ich muss sie benutzen, meine Knie ist immer noch nicht gesund.... wohin möchtest du gehen?” “ Mir es egal” - sagte ich, und er hat vorgeschlagen, dass wir zum Strassenfest in St. Pauli gehen könnten. Er erzählte von seinen Arbeit. Ich erinnere mich daran, dass es ein kalter Abend war und obwohl ich einen Pulli trug, war mir echt kalt. Im gegenteil von Ihm, er sah aus, wie er in Acapulco einen Spaziergang machte. Wir sind einige Strassen entlang zu Fuss gegangen und bei einigen Geschäften geblieben. Komische Leute überall: punkers, hippies, “wanna be” uzw: “Das ist St. Pauli “ sagte er und wir sprachen, tranken, rauchten, uns lachten und miteinander flirten. Ich fühlte mich wohl mit ihm und wünschte mir, dass dieser Abend endlos war. Wir kehrten zu seinem Strasse zurück und dort haben wir uns mit seinem Freund zufällig getroffen. Wir gingen zu seinem Lieblingsten italienischen Restaurant und obwohl es sehr spät war und kein Mensch gab , haben sie uns bedienen, ich glaube, weil sie ihn kennen.
“Ich habe Hunger” - sagte er. “Bestellt was...” antwortete ich. Und er bestellte so eine risiege Pizza, die ich nicht glaubte, dass er sie aufessen konnte. Hat er es aber. “ Es ist wie am Weihnachten – sagte er. “ Weihnachten? Wieso? Wegen die Geschenke oder was?” “Etwas so: leckeres Essen, eine schöne Frau, was noch kann man brauchen? Und seiner Blick machte mich nervös.
Wir verliessen den italienischen Restaurant und er fragte mich, ob ich zum anderen Ort gehen wollte. “Ich wollte nur zum einen wärmeren Ort gehen” - sagte ich. Und die Wahl war wieder sein Haus. Wir sind über die Strasse gelaufen und da haben wir uns noch ein Freund von ihm getroffen. Einmal beim ihm, unterhielten wir wieder von seinem Arbeit, die ganz interessant ist uzw. Wir haben über anderen Themen gesprochen und es wurde wieder spät und ich dachte: “ich muss schon gehen”. Vor dem Tür haben wir uns verabschiedet und da ich weiss es nicht mehr, wie es passiert ist. Vielleicht es war die Nähe seiner Haut, die Reibung seiner Lippen, die Lauheit seiner Hände oder was er gesagt hat ...... der Moment wurde näher, intimer, sogar geil und am diesen Abend alles wurde anders. Man hörte nur den Herzklopfen und mit gestohlene Küssen, bin ich in der Versuchung gefallen. Es gab kein Wort mehr und als ich in meinem Bett aufgewacht bin, wüsste nicht mehr ob was am letzten Abend passiert ist, Wahr oder Fantasie war, aber ich war froh.
Die Tage sind weg und die Telefonaten wurden weniger und die Versucht um ein neues Treff zu haben, wurde knapper. Eine Woche später gab es ein sehr kurzeres Treff, das wenn die Zuschauer ganz kurz die Augen zumachen würde, hätte er ihn verspasst. Die zweite Woche und nichts und am den dritten es tat weh und die Sätze: “ Ich habe kaum Zeit” und “Ich muss viel arbeiten” sind in seinem Mund, seine Motto gewesen worden, die Unterhaltung ist verschwunden und sie wurde nur ein Monolog. Ich versuchte die Wahrheit zu wissen oder mindestens was los da war und ich habe ihn gefragt. Am Anfang dachte ich, dass meine Frage beantwortet würde, aber die Linie in diesem Scheisse-moment wurde unterbrochen und als ich noch eine neue Versuch tat, konnte er ( oder wollte ) nicht sprechen und er versprach mich zurück anrufen. Hatte er aber nicht. 2 Tage später ging ich zu ihm! Ich hatte Angst vor seiner Antwort, aber ich musste ihn fragen. Es war schmerzlich, aber darauf habe ich gewartet un in 5 Minuten alles wurde Kaputt. Er war da, sitzen gegenüber mich, mit den Händen in den Schoss legen, ernst, nervös – ich glaube, weil er nicht worauf gewartet hatte – er wusste nicht, was oder wie es sagen konnte. Sein Blick war anders und seine Wörter waren aus Eis und obwohl er stammelnd ein bisschen war,hat es nichts geändert. Er war bissig und unerbittlich. Ich sagte viel, vielleicht mit der Hoffnung, dass meine Wörter – wie in den Filmen – etwas ändern konnten, damit sie sein Herz berühren konnten, vielleicht eine Geste, ein Wort, eine Zeichen ..... etwas, das mir sagte, dass alles nicht vorbei war. Es ist nicht passiert, und genau da, merkte ich, dass es keine zweite Chance mehr gab.
Meine Wörter verschwunden sich durch seiner still und was ich von ihm nur hörte, war: “Es tut mir Leid. Ich glaubte nicht, dass dir so wichtig war. Ich kann nichts änders.” Ich war total eiskalt und dachte: “ Soll es mir nicht wichtig sein? Was macht, dass dir die Personen wichtig werden oder was nicht? Woraus glaubt man, dass ich gemacht bin? “ Ich bin kurz da stehen geblieben und musste die Härte der Realität aushalten. Viele Fragen wurden nicht beantwortet und so bin ich weggegangen. Er hat den Tür aufgemacht, sehr hofflich, und gab mir sein Hand aber ich wollte sie nicht haben und zum Schluss sagte er: “Viel Glück!” ????? Wie bitte?, Was??? la madre que te parió!! ich wollte nichts mehr machen oder etwas dazu sagen und mit einem Tschüss ging ich, enttäuscht, sogar traurig und sauer und in meinem Kopf alle die Wörter drehten sich um und fragte mich, ob alles nur ein Performance war.
Ich holte die Resten meines Herzens, die vor seinem Haus lagen und als ich nach Hause zurück fuhr, wusste ich, dass ein Stück meiner Hoffnung und meiner Träumen zwischen die Hausnummer 78 und 80 geblieben sind, die Zeugen für ein Paar schönen Abende waren, aus Freude und Tränen, auf die Strassen von St. Pauli.